Este artículo fue publicado por Francisco Pantigoso Velloso da Silveira, hijo de Manolo, en el portal de Noticias y Revista para Emprendedores (Revista Gana Más) para 19 de Marzo de 2024.
Nos enseñó de manera extraordinaria el amor por el arte, dejándonos la semilla de la cultura bajo la armonía humana porque era un convencido que todo se puede unir y que todo conversa.
Hoy la verdad me he quedado con un vacío sin fondo. No hay más esa presencia en la mesa familiar. Pregunto por un consejo y ahora nos habla el silencio. Pero cierro los ojos y ahí siento y escucho a mi padre, Manuel Trinidad Pantigoso Pecero, quien nos dejó hace poco, un aciago 10 de marzo.
Gracias a él, yo y mis hermanos, junto a nuestra querida madre Lúcia, somos lo que somos. Porque nos enseñó de manera extraordinaria el amor por el arte. Por ejemplo, basta recordar que desde muy pequeños, él dirigía veladas culturales en casa, por el cumpleaños de alguien, lo que era pretexto para juntar a la familia con obras de teatro que él dirigía, tocadas de piano, ballet y canto. Nos dejó así la semilla de la cultura bajo la armonía humana. Y yo sigo, humildemente sus pasos, hoy en día en la acuarela.
Nos enseñó así que hay que educar a través del arte. Y eso no significa -explicaba- que el receptor del arte termine siendo un artista o se dedique a una agenda artística. No interesa ello. Pero de seguro, al recibir el arte en sus venas, ese receptor maravillado será mejor persona, más justo, más crítico, más humano.
Cómo no olvidar su poesía, desde “Salamandra de hojalata” que presenta en 1977, con ilustraciones mías y que hace poco la desarrolló como obra de teatro poético, amalgamando las artes, porque él era un convencido que todo se puede unir, o que todo conversa. Así, la ciencia con las letras, la noche con el día, lo oculto con la luz. Y en eso radicaba su filosofía totalizadora, porque amó la metafísica y a los presocráticos en la búsqueda del ser profundo del hombre.
Y así como yo le ilustré su libro, el también puso poemas a mis cuadros, como en la exposición sobre Mitos peruanos.
En ese devenir de su vida, siempre quiso conocerse mejor, para así conocer mejor a los demás.
Su ejemplo queda entonces para la posteridad, y si bien hay ese vacío sin fondo, sin retorno, al recordar sus obras, logros, premios, talleres, agenda cultural diversa, mi padre Manuel Pantigoso está más presente que nunca. Y con todo ello nos habla…. Y habla fuerte. Es solo cerrar los ojos y escucharlo. Hasta pronto papá.